lunes, 12 de marzo de 2012

TADASANA: LA IMPORTANCIA DE SABER "COLOCARSE" EN LA PRÁCTICA


FORMAS Y DIRECCIONES:

El primer paso con las posturas o posiciones de yoga (asanas) es familiarizarse con sus formas, lo cual implica aprender su configuración geométrica, su alineación y la dirección de los estiramientos requeridos para moldearlas.

Este sentido de dirección se adquiere gradualmente a través de la práctica repetida. Aunque la mente pueda comprender con rapidez lo que se requiere, el cuerpo a menudo es lento, necesitando apoyarse en el hábito para hacerse experto en movimientos. Sin embargo, la alegría es grande cuando la mente y el cuerpo se sincronizan en su comprensión.






Lo primero que hay que aprender es a erguirse de pie bien derecho. En la postura erguida ideal, el cuerpo no se inclina ni hacia delante ni hacia atrás. Mantenidos dentro de un plano, la estructura esquelética, los tejidos blandos y los órganos se alinean adecuadamente. Las partes diseñadas para sostener el peso lo hacen y no se descargan sobre otras partes. Por ejemplo, cuando se llevan zapatos de tacón alto, se transfiere un peso indebido a los antepiés y el cuerpo se inclina hacia delante, lo cual afecta a la musculatura y alineación de los pies y las piernas y, por repercusión, de todo el cuerpo. La pérdida resultante de fuerza espinal puede apreciarse por comparación con el porte de personas que todavía siguen un estilo de vida relativamente natural: con los pies descalzos y la espalda y el cuello soberbiamente erguidos, pueden transportar pesadas cargas sobre la cabeza.

Además de erguirse bien en pie, es importante sentarse derecho. La manera más natural de sentarse para los humanos es con las piernas cruzadas en el suelo. Sin embargo, el uso de sillas ha convertido al suelo en una posibilidad remota para muchas personas, con la consiguiente pérdida de su derecho inalienable a la flexibilidad de la cadera y la fuerza de las lumbares. En la práctica de Yoga, las posturas sedentes comienzan con esta asana sencilla pero básica.

Sin embargo, la flexibilidad es tan sólo una consecuencia de la meta del Yoga que es aprovechar las energías física, mental y emocional orientándolas hacia objetivos más elevados. Reconociendo la pérdida de energía que ocurre debido a las presiones de la vida diaria, el Yoga incluye muchas posturas reconstituyentes. Las posturas invertidas revitalizan el cuerpo y la mente e inducen a la calma.

Después de que el cuerpo se haya estirado y relajado y la mente esté tranquila, las preocupaciones del día pierden importancia. El viaje interior puede comenzar, lo cual se realiza en la postura del Cadáver (Savasana). En ella la atención se dirige hacia los instrumentos del conocimiento, la mente y los sentidos, como entidades en sí mismas, no sólo como medio de entablar contacto con el mundo.
TEXTO EXTRAÍDO DEL LIBRO: "INTRODCCIÓN AL YOGA" DE MIRA MEHTA




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