FORMAS Y DIRECCIONES:
El primer
paso con las posturas o posiciones de yoga (asanas) es familiarizarse con sus
formas, lo cual implica aprender su configuración geométrica, su alineación y
la dirección de los estiramientos requeridos para moldearlas.
Este
sentido de dirección se adquiere gradualmente a través de la práctica
repetida. Aunque la mente pueda comprender con rapidez lo que se requiere,
el cuerpo a menudo es lento, necesitando apoyarse en el hábito para hacerse
experto en movimientos. Sin embargo, la alegría es grande cuando la mente y
el cuerpo se sincronizan en su comprensión.
Lo primero
que hay que aprender es a erguirse de pie bien derecho.
En la postura erguida ideal, el cuerpo no se inclina ni hacia delante ni hacia
atrás. Mantenidos dentro de un plano, la estructura esquelética, los tejidos
blandos y los órganos se alinean adecuadamente. Las partes diseñadas
para sostener el peso lo hacen y no se descargan sobre otras partes. Por
ejemplo, cuando se llevan zapatos de tacón alto, se transfiere un peso indebido
a los antepiés y el cuerpo se inclina hacia delante, lo cual afecta a la
musculatura y alineación de los pies y las piernas y, por repercusión, de todo
el cuerpo. La pérdida resultante de fuerza espinal puede apreciarse por comparación
con el porte de personas que todavía siguen un estilo de vida relativamente
natural: con los pies descalzos y la espalda y el cuello soberbiamente
erguidos, pueden transportar pesadas cargas sobre la cabeza.
Además de
erguirse bien en pie, es importante sentarse derecho. La manera más
natural de sentarse para los humanos es con las piernas cruzadas en el suelo.
Sin embargo, el uso de sillas ha convertido al suelo en una posibilidad remota
para muchas personas, con la consiguiente pérdida de su derecho inalienable a
la flexibilidad de la cadera y la fuerza de las lumbares. En la práctica de
Yoga, las posturas sedentes comienzan con esta asana sencilla pero básica.
Sin
embargo, la flexibilidad es tan sólo una
consecuencia de la meta del Yoga que es aprovechar las energías física,
mental y emocional orientándolas hacia objetivos más elevados. Reconociendo la
pérdida de energía que ocurre debido a las presiones de la vida diaria, el Yoga
incluye muchas posturas reconstituyentes. Las posturas invertidas revitalizan
el cuerpo y la mente e inducen a la calma.
Después de
que el cuerpo se haya estirado y relajado y la mente esté tranquila, las
preocupaciones del día pierden importancia. El viaje interior puede comenzar,
lo cual se realiza en la postura del Cadáver (Savasana). En ella la atención se
dirige hacia los instrumentos del conocimiento, la mente y los sentidos, como
entidades en sí mismas, no sólo como medio de entablar contacto con el mundo.
TEXTO EXTRAÍDO DEL LIBRO: "INTRODCCIÓN AL YOGA" DE MIRA MEHTA
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