WU WEI:
Sé como la flauta que ofrece su forma al viento para crear la melodía
de la existencia
Las plantas
no hacen esfuerzos para crecer, simplemente lo hacen.
La forma
más adecuada para enfrentarse a una situación es no forzar.
A medida
que uno disminuye su "hacer" —aquí entendemos "hacer" como
las acciones intencionales encaminadas a beneficiarnos o dirigidas a cambiar o
apartar el mundo de su estado y evolución natural— uno disminuye todas las
acciones cometidas contra el Tao, la armonía natural ya existente. Desde que
uno empieza a cultivar el Tao, alcanza más armonía con el Tao y, de acuerdo con
otro gran filósofo Taoísta antiguo, Zhuangzi, logra un estado de Ming o
"clarividencia" (similar al estado de satori en la práctica zen, el
éxtasis en la mística cristiana, el nirvana budista, y cualquier otro tipo de
iluminación descrita en tantas religiones y prácticas espirituales). Es, por
tanto, la práctica del pensamiento Wu wei un modo de actuar que no deja trazas
en la naturaleza, invisible, armonioso y que no se delata a sí mismo. Una
especial forma de fluir sin influir, de vivir sin interrumpir y de favorecer
sin impedir.
Podemos
resumir el pensamiento Wu wei como el dejar estar o dejar fluir. La aceptación
del mundo por medio de la aceptación de sus reglas naturales, las cuales no
deben tratar de ser cambiadas para alcanzar mayor bienestar ya que con esas
acciones sólo conseguimos desequilibrarnos, obteniendo por fin todo lo
contrario de lo que pretendíamos: incomprensión y sufrimiento.
Cuando se vive en perfecta armonía con la vida,
no se malgasta energía; tampoco se hacen cosas que estropean el cuerpo o el
espíritu. El sabio Zhuang Zi propuso una imagen para esa idea: un árbol con el
tronco retorcido no será cortado por ningún leñador, y vivirá la totalidad de
su vida en paz, debido a su inutilidad.
¿Qué
difícil es esto para los occidentales, no?. Nos dicen constantemente que
luchemos, que hagamos esto o aquello…Entrar en armonía con el Tao, con el
universo, con la vida en sí significa un grado interior profundo de aceptación
de la realidad, que la vida y sus acontecimientos son perfectos, sólo el ser
humano es el imperfecto, incapaz de entender qué lo que nos ocurre es siempre
lo mejor para nosotros mismos. No olvidemos que somos microcosmos dentro de un
macrocosmos, pertenecemos a una inteligencia superior sabe qué es lo que es
mejor para nosotros.
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